Hubo un tiempo en el que no me sentía lo suficientemente guapa. Dudaba de mí misma, me comparaba con los demás y no veía mi propio valor. Pero un día entendí que la verdadera belleza no está en encajar en estándares, sino en aceptar y amar quién eres.
Hoy, camino con seguridad y orgullo, demostrando que la confianza es el mejor accesorio. Lo que antes veía como defectos, ahora son mis rasgos únicos.
Si alguna vez dudaste de ti, recuerda: eres más que suficiente. La clave está en creerlo primero tú.